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MENSAJE AR135

Venciendo la dominante y negativa influencia del espíritu del mundo

Predicado en: 2 Jan 94 ▪ Editado en: 19 Apr 02 (Revisado en Nov 11)


Al final del mensaje anterior, consideramos ampliamente la dominante influencia negativa del espíritu del mundo. En este mensaje, profundizaremos más acerca de la música y la moda, dos ámbitos en los que la influencia del espíritu del mundo es muy evidente. Además consideraremos cómo podemos vencer la influencia negativa del mundo mientras vivimos en este mundo caído.

Atracciones del mundo

Comencemos observando en Mateo 4 cómo Satanás procuró tentar al Señor Jesús con las atracciones del mundo y cómo el señor Jesús venció las tenciones.

Mateo 4:8-10
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

El diablo le mostró al Señor Jesús todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo que le daría todas esas cosas con tal de que le adorase.

El maligno utilizó las cosas del mundo para atraer al Señor Jesús y seducirlo para que le adorase. Si el Señor hubiese cedido a la tentación, de hecho Él hubiese adorado al diablo.

Así mismo, el maligno procura tentarnos y destruirnos utilizando al mundo y las cosas de él. Necesitamos reconocer su estrategia y rechazar tanto las cosas tentadoras del mundo, como al maligno que obra por medio de ellas. No sólo se trata de las cosas de este mundo y de nosotros; tiene que ver con cómo el maligno usa estas cosas para tentarnos y someternos a su influencia.

Si cedemos a sus tentaciones, estaremos bajo su influencia. Aprendamos del Señor Jesús a ser decididos y categóricos al rechazar al maligno. Así fue como Él le contestó: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás”. Si queremos adorar y servir solamente a Dios, debemos, como el Señor Jesús, tomar la firme posición de rechazar al maligno juntamente con sus obras por medio del mundo para afectar nuestras vidas. No debemos permitirnos caer bajo su influencia de ninguna manera, porque es muy importante lo que está en riesgo.

Las Escrituras nos dan indicaciones claras sobre este tema. Pablo hace énfasis en la necesidad que tenemos de renunciar a los deseos mundanos (Tito 2:12). Además, nos previene en cuanto a no enredarnos en los negocios de la vida cotidiana (2 Ti. 2:4). En 1 Corintios 2:12 nos recuerda que hemos recibido el Espíritu Santo, y no el del mundo. Santiago señala que la verdadera religión se ve en los hijos de Dios al ser ellos guardados sin mancha del mundo (Santiago 1:27).

Satanás y los poderes de las tinieblas están operando en y por medio de las cosas, las actividades y las personas del mundo caído, influenciando en sus inclinaciones y valores. Por lo tanto, no es de sorprender que la presencia y el efecto negativo del espíritu del mundo sean muy dominantes. Sin embargo, no siempre es fácil percibir el espíritu del mundo que está operando, por cuanto puede hacerlo muy sutilmente. Muchos cristianos pueden no ser conscientes de que el espíritu del mundo está obrando activamente por medio de cantos, de la música, de diferentes espectáculos de televisión, de películas, de la literatura, el arte y demás.


Abordaré ahora sobre dos ámbitos que afectan a muchas personas en este mundo: (1) el canto y la música y (2) la ropa y la moda. Lo que estaré considerando con usted sobre estos dos ámbitos también tiene como objetivo que sirva para ilustrar aspectos útiles a tener en cuenta en nuestro enfoque y respuesta ante otros asuntos con los que nos encontramos en este mundo caído. Debemos estar vigilantes y aprender a reconocer y a vencer eficazmente la dominante influencia negativa del espíritu del mundo, de manera que podamos estar en el mundo, aunque no somos del mundo. Al mismo tiempo, es importante que tengamos una apreciación abarcadora de la perspectiva bíblica de los aspectos involucrados y del lugar adecuado que algunos de estos ámbitos pueden tener en nuestras vidas.

1. El canto y la música

Estaré considerando este tema desde la perspectiva espiritual, y no desde un punto de vista técnico.

Muchos no están conscientes de que el maligno está influyendo activamente en la vida de las personas mediante canciones y la música. A menudo él obra de forma sutil para influir en nosotros y en nuestros valores. Aun los cristianos son vulnerables a los efectos negativos de algunas canciones y de la música.

Muchas canciones de pop contemporáneas están asociadas con estilos de vida conformes a la carne, a un espíritu de rebeldía, a la sensualidad, al emocionalismo, a la promiscuidad y a la cultura de las drogas.

El espíritu del mundo puede ser expresado en diversos aspectos del canto y de la música, por ejemplo:

  • La letra
  • La melodía, el tiempo y el ritmo de la música
  • La forma en que se canta
  • Los tipos de instrumentos que se utilizan y cómo se toca la música
  • El arreglo de la música

Puede entonces que algunos se pregunten: “¿Acaso hay lugar para el canto y la música en la vida de un creyente?”. La respuesta es un rotundo “sí”. El canto y la música tienen un lugar maravilloso en el reino de Dios. Lo vemos en las Escrituras y lo podemos experimentar en nuestras propias vidas.

Echemos un vistazo a la música relacionada con la vida de David – un hombre conforme al corazón de Dios – antes de referirnos al canto y a la música en el contexto del Antiguo y el Nuevo Testamento.

David, el “dulce cantor de Israel”

David, el que había sido ungido por el Señor y lleno del Espíritu, fue descrito como el “dulce cantor de Israel” (2 S. 23:1).

Él dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 S. 23:2). El Espíritu del Señor inspiró a David a componer muchos salmos, y muchos de ellos se encuentran en el Libro de los Salmos.

En el encabezamiento de los salmos hay comentarios sobre los aspectos musicales. Dichos salmos fueron entonados en tiempos del Antiguo Testamento. No sabemos cuál era el acompañamiento musical que se utilizaba entonces, pero muchos han procurado llevar a la música las palabras de los salmos.

Los salmos son muy instructivos. A lo largo de los años han ayudado a muchos en su adoración a Dios.

Las Escrituras describen a David como un músico dotado y hábil, pero no sólo tenía un talento natural. El Espíritu de Dios lo capacitó para tocar el arpa habilidosamente y con un positivo impacto espiritual. Podemos tener una idea de esto al leer 1 Samuel 16:13-23.

Cada vez que un espíritu maligno atemorizaba a Saúl, David tocaba el arpa; entonces Saúl era refrescado espiritualmente, y el espíritu maligno le dejaba (v. 23). El tipo de música que David tocaba y la forma en que lo hacía tenía un positivo impacto espiritual en el rey Saúl. De igual forma, el canto y la música pueden tener un impacto positivo en nuestras vidas.

El canto y la música en el Antiguo Testamento

En tiempos del antiguo Testamento, la música y el canto constituían una parte integral de la adoración. Muchos pasajes del primer libro de Crónicas reflejan este aspecto en la vida de Israel como nación. Veamos primeramente 1 Crónicas 6.

1 Crónicas 6: 31-33
31 Estos son los que David puso sobre el servicio de canto en la casa de Jehová, después que el arca tuvo reposo,
32 los cuales servían delante de la tienda del tabernáculo de reunión en el canto, hasta que Salomón edificó la casa de Jehová en Jerusalén; después estuvieron en su ministerio según su costumbre.
33 Estos, pues, con sus hijos, ayudaban: de los hijos de Coat, el cantor Hemán hijo de Joel, hijo de Samuel.

En el versículo 31 vemos una categoría del servicio en la casa del Señor, conocida como “el servicio de canto”, que tenía que ver con la adoración de Dios. No se trataba de un canto común, sino que era un ministerio mediante cánticos como parte del servicio a Dios (v. 32).

El versículo 33 nos dice que Hemán era cantor. El contexto sugiere que él fue seleccionado como tal no sólo por tener la habilidad natural de cantar, sino además porque estaba dotado espiritualmente para ministrar por medio del canto. Los versículos 31 al 33, al igual que los siguientes, nos revelan que otros ministraban junto con Hemán mediante el canto. Esto muestra que el canto es reconocido como una forma de ministerio espiritual.

Busquemos 1 Crónicas 15:

1 Crónicas 15:16 (NVI)
David les ordenó a los jefes de los levitas que nombraran cantores de entre sus parientes para que entonaran alegres cantos al son de arpas, liras y címbalos.

David apreciaba profundamente el canto y la música, además de desempeñar un papel protagónico en facilitar el ministerio del canto y la música como parte integral de la adoración corporativa a Dios en los tiempos del Antiguo Testamento. En este versículo, David dio instrucciones a los cantores en cuanto a que tocasen instrumentos musicales y elevasen la voz con alegría. Fíjese en los diferentes tipos de instrumentos que se utilizaban: arpas, liras y címbalos.

1 Crónicas 16:7-10 (NVI)
7 Ese mismo día, David ordenó, por primera vez, que Asaf y sus compañeros fueran los encargados de esta alabanza al Señor:
8 ¡Alaben al Señor, proclamen su nombre, testifiquen de sus proezas entre los pueblos!
9 ¡Cántenle, cántenle salmos! ¡Hablen de sus maravillosas obras!
10 ¡Gloríense en su nombre santo! ¡Alégrense de veras los que buscan al Señor!

David encargó primero a Asaf y a sus parientes que dieran gracias al Señor y que hiciesen notorias Sus hazañas en medio a todos los pueblos por medio del canto. Entonar alabanzas al Señor, agradecerle y hablar de todas Sus maravillas forma parte de la adoración. Una buena y apropiada letra, que refleje la grandeza y la bondad de Dios, puede ayudarnos a expresar nuestra adoración a Dios.

En 1 Crónicas 25:1-7, vemos una vez más que algunas personas fueron apartadas para que sirviesen mediante la música – “para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos” (v. 1). Entre ellos estaban los que “profetizaban con arpa, para aclamar y alabar a Jehová” (v. 3). Dios le dio a Hemán, que era uno de los líderes, muchos hijos, y él los instruyó para que sirviesen en la casa de Dios cantando y tocando instrumentos musicales (vs. 5-6). El número total de los que había sido instruidos y estaban aptos para cantar al Señor era 288 (v. 7).

Por lo tanto, vemos que el canto y la música eran una parte integral de la adoración corporativa en los tiempos del Antiguo Testamento, y también formaban parte del servicio a Dios.

El canto y la música en el Nuevo Testamento

Debemos dirigirnos ahora hacia el Nuevo Testamento.

El Señor Jesús cantando con Sus discípulos

El Nuevo Testamento registra al Señor Jesús cantando con Sus discípulos al concluir la institución de la Cena del Señor, justo antes de que fuese arrestado y, por consiguiente, crucificado. Mateo 26:30 registra que “cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos”. Este fue un momento muy significativo en la vida de nuestro Señor, y Él creyó apropiado entonar un himno con Sus discípulos antes de pasar una noche agonizando en oración en el huerto de Getsemaní. Esto nos muestra que el canto de himnos puede tener un lugar significativo también en nuestras vidas.

Entonar cantos espirituales es parte de ser lleno del Espíritu

Veamos algunos versículos más del Nuevo Testamento en relación con el canto y la música, comenzando por Efesios 5.

Efesios 5:18-20
18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Aquí el apóstol Pablo nos exhorta a ser llenos del Espíritu en lugar de embriagarnos con vino. Cuando estamos embriagados, podemos decir y hacer cosas repulsivas. En cambio, en la vida que está llena del Espíritu debe manifestarse una conducta que edifica. Pablo recalca en este pasaje el canto y la música como expresiones significativas de una vida llena del Espíritu. Que nuestros corazones estallen en canciones y música es una expresión espontánea de agradecimiento a Dios y de adoración a Él.

En Colosenses 3:16, Pablo habla de este mismo tema.

Colosenses 3:16
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

Cuando estamos llenos de las riquezas de la verdad de Dios, nos resultará difícil contener la alegría en nuestro interior. Los salmos, los himnos y los cánticos espirituales fluirán de nuestros corazones agradecidos. De hecho, esta es una forma apropiada de expresar cuánto apreciamos a Dios y Su verdad. Los cantos no sólo nos ayudan a expresar nuestra adoración a Dios, sino también nos enseñan y nos amonestan. A menudo los himnos que cantamos refrescan nuestros corazones con una palabra de aliento o atraviesan nuestro corazón con una palabra de amonestación.

El canto y la música en la historia de la iglesia

Tanto a nivel congregacional como a nivel personal, cantar himnos ha formado parte de la verdadera adoración a Dios a lo largo de la historia de la iglesia y en todo lugar del mundo.

Los buenos himnos, los que han sido compuestos por creyentes como Carlos Wesley e Isaac Watts, han enriquecido las vidas de los cristianos y su adoración a Dios. Podemos decir que tales compositores han sido levantados por el Señor y que son dotados espiritualmente en este ámbito. Sus himnos han permanecido a través de las épocas.

El canto y la música en la eternidad

Puede que algunos se pregunten cómo será la vida en el cielo. ¿Qué haremos allá? Aunque no conocemos muchos de los detalles, las Escrituras revelan claramente que habrá canto en el cielo y en la eternidad.

Refirámonos a tres pasajes del libro de Apocalipsis que tienen que ver con este tema, comenzando por Apocalipsis 5:8-9.

Apocalipsis 5:8-9
8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.

Vemos en estos versículos a cuatro seres vivientes y a veinticuatro ancianos, cada uno de los cuales tiene un arpa, cantando una nueva canción en el cielo. Están entonando un cántico cuyo contenido es espiritual, en adoración al Cordero de Dios que fue inmolado.

Apocalipsis 14:1-4
1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.
4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.

En este segundo pasaje vemos a ciento cuarenta y cuatro mil cantando una nueva canción ante el trono celestial. Era un cántico que sólo ellos tenían el privilegio de entonar, puesto que ellos han sido fieles seguidores del Cordero y se han guardado sin contaminación.

Apocalipsis 15:1-3
1 Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
2 Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

En este tercer pasaje el apóstol Juan vio una señal en el cielo, la cual nos da una idea del tipo de canto que tiene lugar en la eternidad. Los que han vencido a los enemigos de Dios fueron vistos sosteniendo arpas y cantando el cántico de Moisés y el cántico del Cordero, alabando a Dios, Sus obras y Sus caminos.


De todos los pasajes de las Escrituras a los que nos hemos referido, podemos concluir que el canto y la música son una parte integral de la adoración a Dios en todos los tiempos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, además de en el cielo y también en la eternidad. Ellos nos dicen que el canto de himnos tiene significado y relevancia en el ámbito espiritual.

Influencia del canto y la música

Existe una dimensión espiritual en el canto y la música que puede ser positiva y edificante, o negativa y destructiva. Podemos describir la dirección de su influencia e impacto en la dimensión espiritual como “el espíritu de ellos”.

Las canciones “cristianas” pueden ser negativas, neutras o edificantes

Podemos clasificar las canciones “cristianas” en tres amplias categorías: neutras, negativas o edificantes.

Las canciones “neutras” son las que no son edificantes, pero tampoco son negativas ni discordantes.

Las “negativas” son las que son negativas y discordantes para nuestro espíritu. Los aspectos negativos pueden ser manifestados de diversas formas. Por ejemplo, la letra puede reflejar doctrinas erróneas, interpretaciones tergiversadas de las Escrituras o enfoques distorsionados en cuanto a la doctrina y la práctica. Como dijimos anteriormente, el espíritu del mundo puede también manifestarse en la melodía, el tiempo, el ritmo, el tipo de instrumentos utilizados y en la forma en que la música es tocada; hasta en el arreglo de esta. Puede incluso reflejarse en el volumen de la música. Además de la letra y la música, el enfoque y el espíritu de la persona que canta o toca algún instrumento son los factores más significativos.

Para cantar de manera que edifique, el cantante debe concentrarse en la adoración a Dios. Debe hacer lo posible por trasmitir el significado positivo de la canción que fluye de su interior, de manera que conduzca a la adoración.

Puede que un cantante tenga buena voz, y técnicamente, una canción puede ser bien interpretada al tiempo que la música es bien tocada, y aun así no conducir a la adoración.

Una buena voz puede ser hasta un impedimento si el cantante sobrevalora su interpretación. En lugar de concentrarse en adorar al Señor y trasmitir el significado de la canción, el cantante puede estarse preguntando qué pensarán los demás de su interpretación. También puede estar prestando demasiada atención a los aspectos técnicos de su canto. Y si canta para proyectar su habilidad o si tiene una actitud arrogante, los efectos pueden ser discordantes o negativos.

Las canciones “edificantes” son aquellas cuya letra es significativa y cuya melodía es apropiada. Cuando son entonadas en oración, resultarán agradables al oído y dirigirán nuestros corazones hacia Dios, promoviendo la adoración, la fe, los valores cristianos y las convicciones sanas.

Dios da dones espirituales a algunas personas para capacitarles y que puedan ministrar por medio de himnos. Los buenos himnos, entonados por los que han sido dotados espiritualmente, pueden ser muy refrescantes si son interpretados en una correcta actitud de oración. Uno que haya sido dotado, pero con poca madurez espiritual, puede cantar de manera más edificante que otro que no haya sido dotado, pero que sea más maduro espiritualmente.

Sin embargo, también es posible tener el don de cantar, pero hacerlo de manera que no resulte útil. La actitud del corazón de una persona y su enfoque al cantar pueden marcar una diferencia relevante en la influencia e impacto espirituales. El cantante que ha sido dotado para cantar puede, en ciertas ocasiones, cantar con una actitud de oración que edifique a otros, pero, en otras, cantar confiando en sí mismo, con el deseo de impresionar a los demás, y también proyectando una actitud negativa, que por consiguiente no será edificante.

Puede haber diferentes rangos dentro de cada una de las tres categorías de canciones. Por ejemplo, dentro de la categoría de las canciones que edifican, algunas pueden ser poco edificantes, mientras que otras son muy edificantes. Puede darse también una mezcla en un himno que tenga aspectos positivos, tales como una letra profunda y una melodía apropiada, pero cuyos instrumentos musicales no sean los idóneos; puede que la forma en que la música es tocada sea discordante, o que el cantante haya estado tratando de proyectar su voz para atraer la atención hacia su persona.

La situación puede complicarse aún más por otro tipo de mezcla, la cual tiene que ver con lo que sale del corazón y con el espíritu del cantante. Puede que esté procurando adorar al Señor por medio de su canto, pero que, a la misma vez, haya elementos negativos en su espíritu; por ejemplo, amargura, ira, un espíritu de codicia o de falta de perdón. Todo esto puede ser reflejado mientras canta.

Las canciones “no cristianas”

Muchas canciones “no cristianas” no son dignas de ser escuchadas. De mayor preocupación es el efecto negativo que pueden provocar en nosotros. Esto casi siempre se cumple en cuanto al pop, al rock duro, cuyo “espíritu” es negativo. Semejante música además tiende a ponerse a niveles muy altos, como se evidencia en las discotecas, las fiestas de adolescentes y en los conciertos de rock, lo cual puede dañar nuestro oído. Pero más serio que esto es el daño que puede ocasionar a nuestra salud espiritual. Muchas de estas canciones promueven o glorifican los valores del mundo. Si estamos exponiéndonos constantemente a estas canciones, nuestros valores pueden volverse mundanos, y nuestro espíritu puede ser dañado gravemente.

Algunas canciones “no cristianas” pueden ser clasificadas como “neutras”. Por ejemplo, puede ser relajante escuchar algunas canciones y música tradicionales. No está mal que las apreciemos. Dios da talentos y habilidades al hombre, hasta a los no cristianos, y no es errado que los cristianos aprecien la expresión de dichos talentos en la música y el arte. Así como podemos apreciar hermosas piezas de arte y pinturas de la creación de Dios, también podemos apreciar las buenas piezas de música. Sin embargo, debemos estar conscientes de la influencia del espíritu del mundo en las artes, ya sea en las pintura, el teatro, el cine, el canto y la música, la danza, la literatura o la moda.


¿Cómo podemos vencer la influencia del espíritu del mundo en el canto y en la música? Como cristianos, deberíamos evitar las canciones y la música que se asocian con estilos de vida carnales y con valores mundanos, y mucho más importante es que deberíamos concentrarnos en lo que edifica nuestro espíritu y promueve la adoración al Dios verdadero y viviente. Podemos cantar y reflejarlo en canciones que nos ayuden a mantenernos en esta dirección, haciendo melodía en nuestros corazones para el Señor.

2. La ropa y la moda

Me referiré ahora a la manifestación del espíritu del mundo en la ropa y en la moda. Consideraremos la perspectiva bíblica y procuraremos alcanzar una apreciación profunda en esta esfera.

El espíritu del mundo se manifiesta claramente en esta esfera, especialmente en los países ricos. Podemos ver mucha extravagancia, ostentación, búsqueda de llamar la atención e indecencia en lo que se denomina “moda”. Algunas de estas expresiones pueden ser más bien estrafalarias; otras son simplemente tontas.

Algunas personas buscan la atención de los demás siendo diferentes. Quieren proyectarse como “no conformistas”. Pueden llegar a teñirse el pelo de azul, verde, reojo o multicolor. Pueden además hacerse peinados inusuales y cambiárselos constantemente. Algunos se visten de manera inusual, con jeans agujereados o pantalones que compran ya en esta condición, mientras que otros se ponen ropas y accesorios con la esperanza de que estén de moda, aunque nadie jamás los haya usado.

También hay quienes quieren estar a la altura de la última moda. Se visten con el mismo modelo de ropa o de accesorios que otros usan solamente porque están de moda, sin tener en cuenta si le quedan bien o si son apropiados. Pueden hasta llegar a copiar de manera ciega la ropa o los peinados de los famosos.

No obstante, la moda cambia con los caprichos y los lujos de cada día. Mañana también habrá una “última moda”, pero también será igual de extraña y vana.

Preocuparse por la moda es una pérdida de tiempo y de dinero, y tal preocupación no concierne sólo a las mujeres. Algunos hombres también gastan de forma extravagante en estas cosas. Hasta los jóvenes gastan grandes sumas de dinero en ropa y accesorios de moda.

En cambio, a medida que tenemos cuidado de no ser arrastrados por la moda mundana, no caigamos en el otro extremo, dejando a un lado nuestra apariencia personal. No hay nada digno de reconocimiento en la mala manera ni en el descuido en cuanto a la forma de vestirse. No debemos enorgullecernos ni medir la espiritualidad en función de cuán desaliñado y apagado sea nuestro vestuario. No debemos pensar que, si somos cristianos comprometidos, debemos vestirnos de un modo específico. Hay un lugar para la belleza. Es apropiado para nosotros prestar cierta atención al modo de vestirnos, y a vestirnos de modo agradable.

Nuestra belleza exterior en sí no ofende al Señor. Dios ha creado muchas cosas de gran belleza, variedad y color.

No está mal vestirse con buen gusto, pero no debemos usar esto para caer en la extravagancia. No debemos llamar la atención por el modo de vestir ni permitir que este aspecto sea una distracción para nosotros ni para otros. Tengamos consciencia de la vanidad.

Lo que vale es la belleza interior

El mundo hace énfasis en la belleza exterior, pero ésta no puede hacernos mejores personas. Para Dios, es la belleza interior la que cuenta. Veamos 1 Pedro 3:1-4.

1 Pedro 3:1-4
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

Aunque Pedro se está dirigiendo a mujeres en este pasaje, el principio que está resaltando se aplica también a los hombres.

Las mujeres suelen estar más preocupadas en este aspecto del vestuario. Los armarios de muchas mujeres son muy costosos; ellas destinan mucho tiempo, esfuerzo y dinero en cosméticos y en diversos tratamientos de belleza en el intento de mejorar su apariencia.

Algunas mujeres se maquillan tan exageradamente que opacan su belleza natural. En ocasiones hemos leído reportes de tratamientos de belleza que han resultado ser totalmente dañinos, y de cómo desafortunados consumidores han tenido que ser sometidos a caros y dolorosos tratamientos para remediar las consecuencias.

En 1 Pedro 3:1-4, el apóstol Pedro nos dice que no nos concentremos en la belleza exterior, que consiste por ejemplo en hacernos un peinado rebuscado, en usar costosas joyas de oro y prendas de vestir. En cambio, nos exhorta a desarrollar la belleza interior, “el atavío interno del corazón”, “el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible”. Esto es precioso a la vista de Dios, y tiene relevancia permanente y eterna. Tal belleza interior se manifestará en una conducta “casta y respetuosa”.

En 1 Timoteo 2:9-10, Pablo instruye a las mujeres en cuanto a la manera en que deben embellecerse.

1 Timoteo 2:9-10
9 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.

En este pasaje el apóstol Pablo aconseja a las mujeres que se adornen con ropa modesta y discreta, y no con ostentación. Ellas no deben adornarse con peinado ostentoso, oro, perlas ni vestidos costosos, “sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (v. 10).


Vemos entonces que el énfasis escritural está en la belleza interna, no en la externa. Esto es válido tanto para mujeres como para hombres. La belleza interior es lo que le importa a Dios, y nosotros debemos procurar desarrollarla en nuestras propias vidas y animar a los demás a que hagan lo mismo.

El espíritu del mundo – ámbitos de mayor relevancia

En diferentes ámbitos de la vida el espíritu del mundo ejerce influencia sobre nosotros de diversas formas y en determinados niveles de intensidad. Esta influencia es más severa en algunos ámbitos más que en otros.

A partir de lo que he observado, es más relevante y dominante en ámbitos relacionados con los valores, las actitudes, las emociones, la naturaleza humana y la dimensión espiritual y moral, en comparación con ámbitos de una naturaleza más técnica y mecánica. Por ejemplo, es más problemático en las artes que en las matemáticas y la ciencia.

El enfoque que adoptan los que se especializan en las ciencias físicas como la física, la química, la biología, la ingeniería, es básicamente el mismo. Por ejemplo, cuando hacemos cálculos, estudiamos los diferentes músculos del cuerpo humano o la reacción entre dos productos químicos, es muy poco probable que el espíritu del mundo se involucre en los resultados y descubrimientos. Seamos cristianos o no, todos calculamos de la misma forma y llegamos al mismo resultado. Y un ingeniero no cristiano puede ser más capaz en su campo que uno cristiano.

Sin embargo, puede haber problemas cuando los científicos van más allá de observar y registrar sus descubrimientos del mundo físico, y permiten que su cosmovisión, actitud, sistema de valores y ambición afecte sus estudios y resultados. También resulta problemático cuando se aventuran a estudiar los eventos sobrenaturales desde un punto de vista “científico”. Tales ámbitos sencillamente no pueden ser abordados sólo de “manera científica”. Las herramientas y el enfoque habituales para los estudios científicos resultan inadecuados para el estudio y el entendimiento de tales eventos. La salud espiritual y el conocimiento de una persona en cuanto a las realidades del ámbito espiritual estarán directamente relacionados con su habilidad para entender e interpretar tales eventos.

Los ámbitos de naturaleza técnica y mecánica en sí, tales como fabricar y reparar efectos electrodomésticos, maquinarias y vehículos, no conllevan a grandes problemas. Sin embargo, cuando se trata de actitudes y de valores, el espíritu del mundo se convierte en un problema. Tomemos como ejemplo a un fabricante. Puede que él ponga en juego principios éticos y morales en su deseo de maximizar las ganancias. Este deseo puede influir en su modo de negociar y en la calidad de sus productos.

A diferencia de otros ámbitos de naturaleza técnica y mecánica, la psicología y la filosofía tienen que ver con expresiones de las emociones y de experiencias humanas, de pensamientos y de ideas. En tales ámbitos, es más fácil para el maligno desviarnos en nuestras observaciones y estudios, y la influencia del espíritu del mundo es, por lo tanto, más relevante. Esto se aplica también, como ya hemos dicho, en ámbitos como el de la música y las artes.<1>

En cualquier cosa que emprendamos mientras estemos en este mundo, es importante que no nos distraigamos con las cosas del mundo y que no seamos arrastrados por sus valores ni sus caminos.

El espíritu del verdadero discipulado

Después de haber visto la influencia negativa que el espíritu del mundo puede ejercer en nosotros, ¿cómo podemos guardarnos de ser absorbidos por las cosas y los asuntos de este mundo caído? ¿Cómo podemos ser librados de la influencia de los valores y caminos mundanos?

Lo podemos hacer viviendo con una actitud de verdadero discipulado, manteniendo constantemente los valores apropiados y la perspectiva del reino eterno de Dios. Nuestro espíritu no tiene que ser afectado mientras estamos en este mundo caído. Toda el agua del mundo no puede hundir un barco, a menos que lo penetre. Así mismo, todo el mal y el pecado de este mundo no pueden afectarnos, a menos que les permitamos penetrar en nuestro corazón y corrompernos.

Es útil de vez en cuando, quizás cada noche antes de dormir, examinar delante del Señor si estamos viviendo con una actitud de verdadero discipulado, o si hemos permitido que el espíritu del mundo se infiltre en nuestra vida. Debemos alimentar nuestra relación con el Señor y nuestra vida espiritual. Para lograrlo, son muy importantes nuestro tiempo a solas con el Señor y nuestra participación activa en la vida de la iglesia.

La mayoría de nosotros estamos expuestos a muchas horas de influencias mundanas cada día. Por lo tanto, debemos guardar celosamente nuestro tiempo con el Señor para acercarnos a Él, renovar nuestra mente, fortalecer nuestro espíritu y mantener firmes nuestras convicciones y nuestro compromiso con el Señor. Y en cualquier contexto en que nos encontremos, debemos mantenernos en estrecha comunión con el Señor, mantener la perspectiva correcta, y siempre estar conscientes de que somos ciudadanos del cielo viviendo en un mundo caído. Esto es necesario si queremos vencer las poderosas influencias negativas que el maligno procura ejercer en nuestras vidas.

Un mundo “amistoso” y atractivo puede ser más peligroso y dañino para nuestra fe que un mundo perseguidor. En medio de la persecución, podemos estar bien conscientes de la necesidad de buscar al Señor y de acercarnos a Él, pero en medio de un mundo “amistoso”, podemos bajar fácilmente la guardia y ceder a las influencias negativas. Es fácil para nosotros recibir poco a poco en nuestra vida lo que el mundo nos está ofreciendo sutilmente. Es más cómodo y placentero seguir la corriente del mundo, pero nuestro amor por Dios se enfriará como consecuencia de hacerlo.

Si queremos ser discípulos dignos de Cristo, no podemos dejar que la influencia del mundo nos corrompa espiritualmente. Sea como sea nuestro ambiente, tenemos que permanecer vigilantes en oración.

Vivamos con la actitud de verdaderos discípulos, decididos a vencer las dominantes influencias negativas del maligno. En la medida que actuemos así, seremos más capaces de crecer y contribuir al avance del reino de Dios. Consideraré más sobre este tema en el próximo mensaje y compartiré con ustedes cómo nuestro tiempo en la tierra puede ser aprovechado de forma significativa y cómo podemos crecer y contribuir al avance del reino de Dios.

Notas:
1. Un análisis más detallado de estos asuntos se realiza en los mensajes AR235-241, los cuales pueden consultarse en el sitio web www.godandtruth.com.

Preguntas para el debate y la reflexión

  1. Comparta lo que entiende por la dimensión espiritual positiva y negativa, así como por el impacto de las canciones y la música.
  2. ¿Cómo deberían los cristianos ver y abordar el asunto de la ropa y la moda?
  3. ¿En qué áreas de la vida son más significativas y dominantes las manifestaciones del espíritu del mundo?
  4. ¿Cómo podemos salvaguardarnos de las influencias y valores negativos del mundo caído?


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Scripture Quotations
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